Las alas de Miguelito: un sueño hecho escuela

Las alas de Miguelito: un sueño hecho escuela

En un pequeño pueblo de España, hace muchos años, vivía un niño llamado Miguelito. Era un niño curioso y soñador, siempre con la cabeza llena de preguntas sobre el mundo que lo rodeaba. Miguelito pasaba sus días explorando los campos y jugando con sus amigos, pero había algo que deseaba más que nada: aprender a leer y escribir. Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, Miguelito vio un cuadro hermoso en la tienda de un pintor. Era una obra llena de colores vibrantes y figuras alargadas, como las que pintaba El Greco. En el cuadro, se veía a un grupo de niños sentados en una clase, escuchando atentamente a su maestro. Sus ojos brillaban con la emoción del conocimiento. Miguelito se acercó al pintor y le preguntó: “¿Por qué esos niños están tan felices?” El pintor sonrió y respondió: “Porque están aprendiendo. La educación es un derecho que todos los niños deben tener. Te ayuda a entender el mundo y a soñar en grande.” Esa noche, Miguelito no pudo dormir pensando en lo que había aprendido. Sabía que en su pueblo no había escuela, y muchos niños como él no podían acceder a la educación. Decidido a cambiar eso, al día siguiente fue a hablar con los adultos del pueblo. “¡Queremos aprender!” exclamó Miguelito frente a una reunión de padres y ancianos. “La educación nos dará alas para volar alto y alcanzar nuestros sueños.”
Las alas de Miguelito: un sueño hecho escuela
Al principio, algunos adultos dudaron. Pero Miguelito les habló con tanta pasión que poco a poco comenzaron a escucharle. Juntos, decidieron construir una pequeña escuela en el pueblo. Con la ayuda de todos, levantaron paredes de adobe y tejieron un techo de paja. Finalmente, llegó el gran día: la inauguración de la escuela. Todos los niños del pueblo estaban allí, emocionados por aprender. Miguelito miró hacia el cielo y sonrió al ver que sus sueños estaban tomando forma. Con el tiempo, la escuela se llenó de risas y aprendizajes. Los niños leían cuentos, resolvían problemas matemáticos y aprendían sobre el mundo. Miguelito se convirtió en un gran estudiante y siempre recordaba aquel cuadro inspirador que había visto en el mercado. Así fue como gracias al valor de un niño soñador, los derechos de todos los niños a la educación se hicieron realidad en su pequeño pueblo. Y desde entonces, cada vez que alguien miraba ese cuadro del Greco en la tienda del pintor, recordaban que aprender es un derecho fundamental que todos los niños merecen disfrutar.

The End